Alemanes creen gobierno de Angela Merkel creo un esperpento ahora sin control

   La canciller alemana, Angela Merkel, dijo el sábado 9 de enero durante una reunión de su partido decidió quitar el derecho al asilo a las personas que cometan delitos, ademas que endurecera la legislación para refugiados que delincan, tras continuos actos delictivo y aumento de la inseguridad criminal en el pais, esto lo afirmó despúes de los sucesos de Nochevieja en la ciudad de Colonia, ademas defendió reformas para retirar el derecho de asilo y facilitar la expulsión de quienes sean condenados incluso a penas de menos de dos años y refugiados condenados libertad condicional.

   Según los últimos datos facilitados por la policía de Colonia, se han recibido ya más de 379 denuncias por delitos cometidos ante la estación de tren en la última noche del año, el 40% por agresiones sexuales, y cometido por refugiados, según un comunicado de la policía donde señaló que los individuos que investiga proceden de países norteafricanos y son solicitantes de asilo y otras personas de igual procerder pero que se encuentran de manera ilegal en Alemania, aunque todavía estudian si se les puede acusar de delitos concretos y en qué grado,  ya que no tiene un estatus legal en Alemania.

  Mientras el movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) aprovechó la tensión generada en el país para convocar una manifestación en Colonia, donde reunió a cerca de 1.700 personas, según estimaciones de la prensa local en la Colonia.

  La marcha, apoyada por la formación ultraderechista "Pro Köln", fue disuelta por los agentes antidisturbios con cañones de agua, estos manifestantes identificados por varios medios como miembros de la agrupación "Hooligans contra Salafistas".

  Este  movimiento ultraderechista protagonizó una batalla campal en Colonia en 2014, cuando sus integrantes se enfrentaron a la policía y cincuenta agentes resultaron heridos, por lo que la policía les prohibe a este grupo ciudadano realizar manifestaciónes.

   Las autoridades habían desplegado un dispositivo con alrededor de 1.700 agentes para evitar enfrentamientos e incidentes, ante la convocatoria también de una contramanifestación de grupos antifascistas formada por refugiados, la que sumaban unas 1.300 personas.

   Poco antes de comenzar esas dos manifestaciones, un millar de mujeres se concentraron contra el racismo y el sexismo en las escaleras de la emblemática catedral de la ciudad, frente a la plaza de la estación de tren escenario de los sucesos de Nochevieja.