El artículo plasma una empresa innovadora que presta enorme atención al cliente pero también a una compañía en la que se anima a los empleados a "destrozar" las ideas de sus compañeros en las reuniones de trabajo, y asegura que es común que los trabajadores reciban correos pasada la medianoche, seguidos de mensajes de texto preguntándoles por qué no los contestaron.
Jay Carney, vicepresidente de Asuntos Corporativos Globales de Amazon y exportavoz de la Casa Blanca, recuerda, que tras la publicación de la historia sobre Amazon en agosto, la citada editora, Margaret Sullivan, escribió que "el artículo se alimentó más de generalizaciones y anécdotas que de pruebas irrefutables, el resultado es tan condenatorio, y se presenta con tanto drama, no parece que eso sea suficiente", ademas que si los reporteros hubiesen comprobado los datos, la historia que publicaron habría sido "mucho menos sensacionalista" y "más equilibrada".
Carney sostiene, que una cita que se atribuye a Bo Olson, en el que este dice haber visto llorar en sus escritorios a "prácticamente todas" las personas con las que trabajó, el que en un breve paso por Amazon fue objeto de una investigación la que trae como resultado que había intentado defraudar a los vendedores y lo ocultaba por la falsificación de archivos empresariales'', aseguró Carney.
Jay Carney, vicepresidente de Asuntos Corporativos Globales de Amazon recuerda que el gigante del comercio electrónico, con sede en Seattle estado de Washington, EE.UU. tiene 180.000 empleados, y muy pocos tienen criterios diferentes a los de él.
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