Gran Bretaña e Irlanda suspendieron los vuelos hacia la estación balnearia de Sharm el Sheij, ese sector clave de la economía de Egipto, de donde despegó el sábado el avión ruso con 224 personas a bordo, que murieron todas, mientras que Francia recomendó a sus ciudadanos no viajar a Sharm el Sheij, a menos que sea por una razón imperativa, particularmente profesional, algo igual hizo Bélgica a sus ciudadanos.
Los turistas evitaban ya el país desde la revuelta que sacó a Hosni Mubarak del poder en 2011, a lo que siguieron tres años de caos en Egipto, 9,9 millones de turistas visitaron Egipto en 2014 frente a cerca de 15 millones en 2010, cuando esta actividad significaba 12% del PIB y 15% de los recursos en divisas del país, el pasado septiembre, ocho turistas mexicanos murieron por error en el desierto occidental, por un ataque aéreo del ejército egipcio que perseguía a yihadistas.
En junio, las autoridades frustraron milagrosamente un ataque suicida planeado por cuatro yihadistas en el templo de Karnak, en Luxor, uno de los sitios más visitados por los turistas en Egipto, y si se comprueba que la caída del avión obedeció a un ataque terrorista, el turismo en Egipto desaparecera, según indicó Hamada Nagi, de la agencia de viajes Hourghada.
Sharm el Sheij ya se había recuperado de la ola de atentados sangrientos perpetrados entre 2004 y 2006, en particular el 23 de julio de 2005, cuando cerca de 70 turistas murieron.
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